Un informe de la ONU alerta sobre la "toxificación de las personas y del planeta" que causa millones de muertes cada año
Un reciente informe de Naciones Unidas advierte sobre "la actual toxificación de las personas y del planeta". Un serio problema que sin embargo, según advierte, no recibe la misma atención que otras cuestiones como, por ejemplo, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la pandemia por el COVID 19, a pesar de la "la devastación que la contaminación y las sustancias peligrosas causan en la salud, los derechos humanos y la integridad de los ecosistemas"
Como afirma el documento, realizado por el por Relator Especial de la ONU, David R. Boyd, "la contaminación y las sustancias tóxicas causan al menos 9 millones de muertes prematuras, el doble del número de muertes causadas por la pandemia de COVID-19 durante sus primeros 18 meses. Una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con enfermedades causadas por la contaminación, una cifra que triplica la suma de las muertes por sida, malaria y tuberculosis y multiplica por 15 las muertes ocasionadas por las guerras, los asesinatos y otras formas de violencia"
En el informe se lamenta que ni los gobiernos ni las empresas actúan debidamente para corregir la situación, mientras "la toxificación del planeta Tierra se intensifica", advirtiendo que "aunque hay algunas sustancias tóxicas que se han prohibido o cuyo uso se está eliminando, la producción, el uso y el desechado de productos químicos peligrosos, en general, sigue aumentando rápidamente". Como detalla el documento, "cada año se emiten o vierten cientos de millones de toneladas de sustancias tóxicas al aire, el agua y el suelo" y las perspectivas no son buenas ya que "la producción de sustancias químicas se duplicó entre 2000 y 2017, y se espera que se duplique de nuevo para 2030 y se triplique para 2050"
No olvida el informe referirse también, y duramente, a la penosa actuación de muchas "empresas que tienen inquietantes antecedentes en lo que respecta a presionar para impedir que se promulguen o refuercen normas ambientales y límites a la contaminación o que se prohíban o restrinjan la producción, venta y utilización de sustancias tóxicas".
Explica que tales empresas "valiéndose de su poder e influencia, han deslegitimado la ciencia, han negado y tergiversado fraudulentamente las consecuencias negativas de sus productos para la salud y el medio ambiente y han engañado a los Gobiernos sobre la disponibilidad de soluciones y alternativas". Insta a que las empresas no ejerzan presión para impedir la aprobación de leyes y políticas ambientales más estrictas y se abstengan de "publicar o respaldar información inexacta, falsa o engañosa sobre los riesgos que acarrean las sustancias tóxicas".
Revela también este documento no solo lo insuficiente de las leyes existentes, aún en países desarrollados, sino los muchos incumplimientos de las normas existentes y dice que " la gran mayoría de las sustancias tóxicas no están controladas y son pocos los países que cumplen todas sus obligaciones". Alude, por ejemplo, a datos de la OCDE que estiman que "debido a lagunas en la información, entre 20.000 y 100.000 sustancias químicas existentes no han sido evaluadas adecuadamente para determinar los riesgos que presentan".
El panorama que describe este informe de Naciones Unidas, realizado con la colaboración del también Relator Especial de la ONU Carlos Orellana, no puede ser más desolador. Como nos sigue diciendo el documento, "los contaminantes tóxicos son omnipresentes hoy en día, hallándose desde las más altas cumbres del Himalaya hasta las profundidades de la Fosa de las Marianas". Pero que del mismo modo que están presentes de forma tan ubicua en el medio ambiente lo están también en el cuerpo humano, ya que las personas se exponen a ellos "a través de la respiración, los alimentos y la bebida, por contacto con la piel y a través del cordón umbilical en el vientre materno". Señalando como "los estudios de biomonitorización revelan la presencia de residuos de plaguicidas, ftalatos, pirorretardantes, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, metales pesados y microplásticos en nuestro organismo. Incluso se encuentran sustancias tóxicas en los recién nacidos".
Algo que, puede estar asociado a problemas de salud ya que "la exposición a sustancias tóxicas aumenta el riesgo de muerte prematura, intoxicación aguda, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias, efectos adversos en los sistemas inmunológico, endocrino y reproductivo, anomalías congénitas y secuelas en el desarrollo neurológico de por vida. Una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad se atribuye a factores de riesgo ambientales evitables, la inmensa mayoría de los cuales implica la exposición a la contaminación y a las sustancias tóxicas" .
El informe no olvida que se debe prestar especial atención a las personas que como "los niños y niñas son especialmente vulnerables a los efectos adversos para la salud que tiene la exposición a la contaminación y a las sustancias tóxicas". Apuntando que "la contaminación y las sustancias tóxicas provocan anualmente más de un millón de muertes prematuras entre los niños y niñas menores de 5 años".
Cita también algunos motivos de preocupación concretos, como los vinculados a "las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, los alteradores endocrinos, los microplásticos, los plaguicidas neonicotinoides, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los residuos farmacéuticos y las nanopartículas".
Sobre uno de los grupos de sustancias citados, que toma como ejemplo, las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, comenta que son un grupo de "miles de sustancias químicas de extendido uso en aplicaciones industriales y de consumo, como las espumas para sofocar incendios y los revestimientos hidrófugos y lipófobos para textiles, papel y utensilios de cocina", apuntando que "se les conoce como “sustancias químicas eternas” (forever chemicals) debido a su persistencia en el medio ambiente. Además, son tóxicas y bioacumulativas, pues van acumulándose en los tejidos de los organismos vivos y aumentando su concentración según ascienden en la cadena alimentaria. Prácticamente todas las personas de los países industrializados" -nos dice- "tienen sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas en su organismo". Recordándonos que "la exposición a ellas se ha asociado a lesiones hepáticas, hipertensión, disminución de la respuesta inmunitaria, disminución de la fertilidad, menor peso al nacer y cáncer testicular y de riñón". Añadiendo que "en la Unión Europea, los costos relacionados con la salud que se derivan de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas oscilan entre los 52.000 y los 84.000 millones de euros anuales, mientras que los costos de tratamiento y recuperación del suelo y las aguas contaminadas van de los 10.000 a los 170.000 millones de euros" .
No olvida citar tampoco el informe de la ONU otros escenarios de polución química como por ejemplo el de "la agricultura industrial que contamina el aire, el agua, el suelo y la cadena alimentaria con plaguicidas, herbicidas, fertilizantes sintéticos y medicamentos peligrosos".
Denuncia, en fin, tanto las situaciones de exposición a tóxicos que de forma aparente más sutil se dan en muchas zonas del planeta, como casos especialmente sangrantes de exposición especialmente intensa que denomina como "zonas de sacrificio" especialmente contaminadas donde muchas personas enferman y mueren, especialmente en países en vías de desarrollo.
En este informe sobre " el derecho a un medio ambiente no tóxico" se insta a aplicar el principio de precación y realizar cambios legislativos profundos que realmente contribuyan a "detoxificar el organismo de las personas y el planeta " no limitándose a "intentar minimizar, reducir y mitigar" sino tender a "lograr la contaminación cero y la eliminación de sustancias tóxicas"
EL INFORME PRESENTADO A LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU ES:
Derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible: el medio ambiente no tóxico Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible
ACCESIBLE EN:
https://undocs.org/es/A/HRC/49/53
El informe ha sido realizado por David R. Boyd, Relator Especial de la ONU sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible y ha contado con la colaboración del Relator Especial sobre las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambientalmente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, Marcos Orellana.