Especialmente durante el desarrollo fetal, la formación del cerebro es un proceso muy delicado. Todavía no está formada la barrera hemato-encefálica (es decir, la barrera entre la sangre y el cerebro), una de las pocas barreras que los organismos adultos pueden oponer, con mayor o menor eficacia, a la entrada de tóxicos en una de las partes más importantes y vulnerables del cuerpo.