La Comisión Europea ha esperado a que sea pleno verano para lanzar dos consultas públicas sobre las sustancias que pueden alterar el sistema hormonal humano.
Desde Fodesam pedimos la participación de todos los ciudadanos y entidades para intentar frenar los desmanes de la Comision Europea en este asunto clave para la salud de las personas y el medio ambiente.
En una nueva muestra de su lamentable proceder en estos asuntos, en los que hasta ahora parecen haber pesado más los intereses de unas cuantas empresas químicas que la salud de los europeos, la Comisión Europea ha aprovechado las vacaciones para lanzar una consulta pública sobre un asunto trascendental.
El tema urge, ya que el plazo de la consulta pública se cierra el próximo 28 de julio, con poco margen, pues, para que la sociedad civil haga llegar más argumentos que intenten contrarrestar el hasta ahora eficacísimo lobby que ha ejercido la industria sobre las instituciones europeas.
Desde España, diferentes organizaciones han enviado ya sus comentarios a la Comisión Europea e invitado a que, tanto como ciudadanos individuales, como en nombre de organizaciones, se envíen comentarios. Desde Fodesam también animamos a que se envíen comentarios lo antes posible empleando, por ejemplo, el sencillo modelo de texto disponible en el blog de Ecologistas en Acción, que puede copiarse o modificarse si se desea (siempre sin superar 4.000 caracteres con espacios), así como un tutorial muy sencillo para el envío de las dos respuestas. Link para enviar las respuestas:
También es importante que además de enviar las respuestas, se difunda lo más posible para que hasta el último momento vayan enviándose comentarios contrarios a la lamentable propuesta de la Comisión.
Unos antecedentes básicos para comprender el problema:
Básicamente, para que pueda entenderlo cualquiera, lo que ha pasado es lo siguiente. Se está diseñando qué hacer con estos contaminantes, que infinidad de estudios científicos asocian a problemas de salud. Obviamente, para poder determinar qué sustancias deberían ser prohibidas o restringidas, lo primero era establecer unos criterios para identificarlas y decir qué sustancias eran capaces de alterar el equilibrio hormonal (disruptores endocrinos). Esos criterios deberían haber sido criterios exclusivamente cientificos y deberían haber sido presentados por la Comisión hace cerca de tres años. Sin embargo, los criterios fueron presentados en junio pasado, y lejos de basarse en lo que la comunidad científica está reclamando, parecen más bien diseñados para que la mayor parte de las sustancias que pueden tener efectos de disrupción endocrina sigan por mucho tiempo en el mercado.
Lo último es haber lanzado, solo con unos pocos días de margen, y en pleno periodo vacacional, una consulta pública sobre el tema. Aunque no exista mucha esperanza de que la Comisión Europea tenga en cuenta lo que le diga la sociedad civil, a la vista de lo sucedido con el resultad de consultas anteriores, es importante que los ciudadanos y las organizaciones no gubernamentales hagan llegar a la Comisión que deben atender a criterios exigentes y realmente científicos, para proteger a salud de los europeos frente a estos contaminantes.
Como denuncian diferentes organizaciones -como las agrupadas en EDC-Free Europe Coalition- la propuesta de la Comisión no protege la salud de los seres humanos, la vida silvestre y el medio ambiente por lo que condenaron fuertemente la propuesta.
"La actual propuesta falla a la hora de afrontar la acuciante amenaza a la salud pública que representan los disruptores endocrinos así como en cumplir el mandato legal de proteger la salud, la vida silvestre y el medio ambiente de la exposición a estas sustancias químicas" según comentan. Añaden que "la Comisión ignoró la mayoría de las alegaciones a una consulta pública anterior, realizada en 2015, las cuales solicitaban el uso más eficaz de la ciencia para proteger a los humanos y a la vida silvestre, pensando singularmente en los grupos vulnerables como las mujeres embarazadas, los bebés y los niños". Decenas de miles de ciudadanos hicieron oir su voz, aunque fuese en vano por el desprecio de la Comisión acerca de lo que la ciencia está advirtiendo.
Miles de estudios cientificos asocian la exposición a los disruptores endocrinos con problemas sanitarios como los cánceres hormono dependientes, la diabetes, la obesidad o problemas de conducta en los niños. Recientemente a Endocrine Society estimó en unos 158.000 millones de euros el coste anual en salud que tiene la exposición humana a estas sustancias sobre las que la Comisión Europea se resiste a actuar.
La Comisión debe rectificar su propuesta para asegurar un alto nivel de protección para la salud y el medio ambiente frente a estas sustancias.
La campaña EDC-Free campaign ha creado unas vías por las que la sociedad civil puede hacer llegar sus inquietudes a la Comisión Europea y anima a que lo haga la mayor cantidad de entidades posible.