Sistema inmune en jaque por los tóxicos
EL SISTEMA INMUNE EN JAQUE POR LOS TÓXICOS
(alergias, asma, enfermedades auto-inmunes,...)
Si repasamos la lista de algunos de los principales productos químicos conflictivos, y los efectos que sobre la salud les atribuye la ciencia, veremos que algunos de ellos ,entre otros efectos, se caracterizan por causar desarreglos en el sistema inmune humano.
Uno de los daños más frecuentemente aludidos por los estudios científicos es el de la supresión de la respuesta inmunológica. Basta repasar algunas de las bases de datos que centralizan información sobre los estudios que ligan sustancias químicas con daños vinculados a una inmuno supresión (caída de los niveles de células inmunitarias o de anticuerpos, alteración de la función celular, disminución de la respuesta inmune o de la resistencia a las infecciones o tumores,...) para percatarse de lo vasto del panorama. Así ,por ejemplo, sólo por hablar de algunas de las sustancias sobre las que existe más clara evidencia, cabe citar el benceno, las dioxinas, el aldicarb, benzopireno, carbamatos, clordano, clorpirifos, diclorvos, plomo, mercurio, pesticidas organoclorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos, PCBs, PCDDs, pentaclorofenol, atrazina (1) , ... Y es evidente, también, lo que esto puede implicar, al propiciar la contaminación química una mayor debilidad ante los procesos infecciosos, por ejemplo. El tema de la asociación entre los efectos de los tóxicos y otros procesos de enfermedad más tradicionalmente conocidos , como los derivados de la actuación de los microorganismos, es un ámbito apasionante sobre el que, en comparación a su amplitud real, apenas se ha escrito.
En ocasiones , no obstante, lo que sucede a consecuencia de la exposición a sustancias químicas tóxicas no es que la respuesta inmune se deprima sino que se torna anómala o exacerbada. Esto abre una puerta interesantísima a la vinculación de esta polución con algunas enfermedades que, de nuevo, están creciendo espectacularmente en los últimos tiempos tales como el asma, las alergias y las enfermedades autoinmunes que no paran de crecer en todo el mundo.
LA EXPLOSIÓN DE LAS ALERGIAS
Si hay un ámbito de la salud que de forma muy clara tiene que ver con la polución y así es reconocido de una forma absolutamente general, es el que tiene que ver con la alergología y las enfermedades respiratorias. Son enfermedades que manifiestan una clara relación con la calidad del aire que se respira.
Uno de los datos que cada año reiteran los alergólogos es que en las ciudades la incidencia de los procesos alérgicos dobla a la que se da en el campo. El dato choca a algunas personas que no sabiendo distinguir adecuadamente entre las causas y las consecuencias de estas cosas, se dicen ¿pero no hay más polen en el campo?.
Una cosa es lo que produce la enfermedad y otra los síntomas de esa enfermedad. Y las causas están en mayor medida en las urbes polucionadas, en las que además la gente pasa más tiempo en espacios cerrados donde , como comentaremos en otros artículos, se acumulan en mayor medida una serie de elementos perjudiciales. El tema es complejo y cabría introducir muchos matices en cualquier explicación, pero resumidamente y en lenguaje llano, lo que se está dando es una especie de enloquecimiento del sistema inmune que le está haciendo reaccionar ante cosas ante las que de forma natural no lo haría, cosas ante las que, de hecho, nunca antes en la historia evolutiva había reaccionado de este modo. Polen ha habido siempre, pero lo que no ha habido siempre son otra serie de cosas. Los alergólogos tienen cada vez más claro el peso que la contaminación puede estar teniendo en el crecimiento espectacular de estos problemas (junto a algunas tesis como la de la “teoría de la higiene” que, por cierto, no deja de tener más vínculos de los que se piensa con el mismo proceso)
Dentro de los procesos alérgicos hay diversos tipos de manifestaciones, de diversa gravedad, que van desde rinitis alérgicas más o menos leves a casos de asma severos. En los primeros años de este milenio más de 15 millones de ingleses , por hablar de un país occidental típico, sufrían alergia en algún momento de sus vidas, lo que era nada menos que una de cada cuatro personas de aquel país. Pero como la incidencia ha seguido creciendo a más de un 5% anual, la cifra hoy ha de ser superior. En España la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) (2) estima que el porcentaje de población que podría acabar sufriendo procesos alérgicos de diversa entidad , que hoy estaría en torno a un 21% de los habitantes del país, se convierta en nada menos que en un 50% en el lapso tan breve que hay hasta el año 2015.
En otros artículos comentamos las espectaculares cifras de incremento en las incidencias del cáncer , de las alteraciones hormonales, de la infertilidad, de los desarreglos neurológicos,... y volvemos a verlo ahora en relación con los procesos alérgicos. Curiosamente todas estas cosas crecen en paralelo. Curiosamente todas estas cosas, según múltiples investigaciones, tienen vínculos con factores ambientales como puede ser la exposición a contaminantes.
Una de las cosas que más chocantes me resultan siempre es comprobar como tales cifras , a pesar de lo llamativas que son, se asumen con una absoluta naturalidad. Como si no estuviera pasando nada. Vemos que una de cada tres personas será diagnosticada de cáncer y no reaccionamos. La vida sigue , o eso parecemos creer (aunque para un número creciente personas , las afectadas de cáncer, la vida no pueda seguir del mismo modo). Nos dicen que en el 2067 no se va a mover ni uno de nuestros espermatozoides y no pasa nada. Nos dicen que en el 2015 la mitad de la población española padecerá a un nivel u otro procesos alérgicos, y nada. ¿Cuándo se reaccionará?. ¿Acaso cuando haya un 100%?.
Igualmente me sorprende que haya gente a la que no le sorprenda ser alérgico a cosas naturales que nos han rodeado desde antes de que estuviésemos en las cavernas. ¿Qué queda ya?. ¿Que nos hagamos alérgicos al aire o al agua?. No digo a los alimentos porque a eso también hay mucha gente que está haciéndose alérgica, ni digo hacernos alérgicos a nosotros mismos por que algo de eso hay en las enfermedades auto-inmunes.
Mientras muchas personas siguen pendientes de cosas como el polen, confundiendo el efecto con la causa, apenas reparan en que progresivamente el medio en el que viven se va cargando de sustancias irritantes y alergénicas que antes nunca habían estado presentes en tal medida.
Los alergólogos hablan mucho de cosas como las emisiones de los motores diesel que contaminan el aire de las calles. Pero la lista de sustancias que pueden causar o agravar este tipo de problemas es larga. Y son sustancias que en el mundo actual encontramos por doquier. No conviene olvidar que la contaminación puede ser muy superior en espacios cerrados como el interior de un edificio. Dentro de una casa puede haber una gran cantidad de elementos que pueden tener propiedades irritantes, producir alergia o incluso favorecer el asma, según los casos, como algunas contenidas y liberadas por productos de limpieza ,ambientadores, insecticidas, perfumes, tratamientos de muebles, plásticos, pinturas, pegamentos e incluso cosméticos o productos de higiene personal.
Diversos estudios ligan el acentuamiento de reacciones alérgicas a la presencia de contaminantes muy frecuentes en el interior de nuestras casas como los ftalatos. Uno de ellos ( 3 ) a la vez que comentaba el rápido incremento de este tipo de reacciones en las últimas décadas , aludía a una serie de exposiciones inadvertidas, a muy bajos niveles, a sustancias como el DEHP (un ftalato)que podían incrementar la sensibilización del sistema inmunológico y hacerle reaccionar en exceso a pesar de que los niveles de los que comúnmente son considerados alérgenos comunes como puedan ser las escamas de la piel de algunos animales presentes en el polvo no se hayan incrementado en tales espacios. Si reparamos en los niveles de ftalatos y otros contaminantes que hay en el polvo doméstico de muchas casas comprenderemos bien las implicaciones de lo que estamos diciendo.
Precisamente hay estudios que se han ocupado específicamente de escenarios como el que acabamos de describir. Científicos suecos, daneses y norteamericanos publicaron en 2004 una interesante investigación publicada en la revista Environment Health Perspectives, bajo el título “Asociación entre el asma y los síntomas de alergia en niños y los ftalatos en el polvo doméstico” ( 4 ) . El estudio comenzaba apuntando que los ésteres de ftalato son contaminantes globales, extendidos a lo ancho y largo del planeta, polucionando el aire exterior y el de los espacios cerrados. Que la producción mundial de sustancias como el DEHP –di (2-etilhexil) ftalato- ha crecido desde los niveles ínfimos que tenía al final de la Segunda Guerra Mundial a los millones de toneladas al año que se producen hoy, para usos tales como plastificante en el PVC (donde puede ser el 30% del peso de ése plástico), adhesivos de látex, limpiaúñas ,perfumes y diversos productos cosméticos. Que podemos encontrar ftalatos ,como el n-butil-benzil (BBzP) ftalato, en baldosas de vinilo, piel artificial, y ciertos adhesivos , y otros ftalatos en limpiaúñas ,cosméticos, plásticos de celulosa, tintes,... Que consiguientemente hay una gran exposición diaria a estas sustancias en los países industrializados y que ,de hecho, son detectadas en la orina humana ,pudiendo ser absorbidos por diversas vías como la inhalatoria. En ésta investigación ,los científicos tomaron datos de unos 400 niños suecos, la mitad de ellos sin síntomas de alergia y la otra mitad con ellos y se midieron las concentraciones de ftalatos en el polvo de sus casas. Se encontró que existía una asociación, por ejemplo, entre los niveles de n-butil-benzil (BBzP) ftalato y la rinitis y los ezcemas, y entre los de DEHP y el asma. La conclusión era que “los ftalatos, en los niveles a los que son normalmente hallados en los ambientes interiores, están asociados con los síntomas alérgicos en los niños”.
El estudio mostraba como cosas como el que el suelo de los dormitorios infantiles fuese de PVC influía notablemente en los resultados, al detectarse en ellos concentraciones más altas de BBzP y DEHP.
Conviene que recordemos aquí la presencia de ftalatos en gran cantidad de elementos de la vida cotidiana tales como el plástico blando de vehículos, muebles, impermeables, material médico, juguetes, suelos, recubrimientos, envases, ropas,... por no hablar de caucho, barnices, lubricantes, esmaltes para uñas, insecticidas, repelentes de insectos, adhesivos, detergentes, tintas de impresión, cosméticos, jabones, champús o perfumes.
Hay también diversos estudios que muestran como otras sustancias que como los alquilfenoles pueden estar presentes en una multitud de productos, tales como detergentes, también pueden alterar el sistema inmunológico humano. Así lo demuestran estudios in vitro con células mamarias humanas expuestas al nonilfenol en las cuales se inhibía una sustancia que activaba a los monocitos, un tipo de glóbulos blancos ( 5 ). Estudios con ratones han mostrado como el nonilfenol ,al igual que el bisfenol A del que antes hablamos, puede aumentar los niveles de mensajeros químicos (6) de los linfocitos T y de los niveles de anticuerpos (7) pudiendo estar vinculado, por tanto, a la exacerbación de las respuestas alérgicas (8) . Si hablamos de la rinitis alérgica , por ejemplo, la lista de sustancias que han aparecido ligadas a ella en los más diversos estudios es larga: cromo, cobalto, diisocianatos, látex, niquel, ftalatos,... En cualquier caso , las sustancias citadas son tan sólo unas pocas de entre las muchas que han sido asociadas a reacciones alérgicas como veríamos si nos ocupásemos de otras muchas presentes en los ambientadores, productos de limpieza, cosméticos, etc.
Una de las formas de alergia que están creciendo también de forma espectacular últimamente son las alergias alimentarias. Son un asunto complejo que merecería ser comentado con cierta extensión, aunque aquí no podamos hacerlo. Pero es evidente que en el trasfondo de todo pueden estar jugando una serie de elementos que ya hemos ido viendo, como la cantidad de sustancias que pueden estar alterando nuestra inmunidad, sumados a otros, que pueden ir desde la introducción de alimentos extraños hasta los procesos de manipulación y artificialización que de múltiples formas pueden alterar lo que comemos. Todo sin comentar los contenidos en diversos aditivos que pueden tener y los contaminantes que pueden portar como puedan ser diversas sustancias organocloradas detectadas en carne, pescado, huevos, leche, mantequilla, cereales y otros alimentos (9). Evidentemente algo ha cambiado en nuestros cuerpos y en los alimentos, algo que está haciendo que haya problemas con una serie de cosas con las que hace tan sólo unas décadas apenas los había.
ASMA
Las cifras del asma son tremendas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2002 entre 100 y 150 millones de personas en todo el planeta tenían asma. En un lapso tan breve como una década el número de personas asmáticas se había multiplicado por dos en Europa Occidental. Una auténtica explosión. La enfermedad castiga hoy a entre el 5 y el 10% de la población mundial. En los Estados Unidos, y el dato acaso se haya quedado viejo, al menos a un 15% (10). Un porcentaje cercano ,por cierto, al 14% que hace unos años tenía Huelva , la ciudad de España en el que se han registrado las tasas más altas de incidencia y que con toda probabilidad ya haya superado. Si tenemos en cuenta el grado de polución industrial de esta ciudad no es preciso que comentemos más.
Son numerosos los estudios científicos que muestran no solo que la polución puede causar el asma, sino disparar o agravar sus manifestaciones con independencia de cómo se haya originado. Numerosas sustancias químicas tóxicas, frecuentemente irritantes, han sido asociadas a la enfermedad , entre ellas, por supuesto, algunas presentes en la polución atmosférica, pero también diversos ácidos, amoniaco, cloro, etileno, aminas, carbamatos, hidracinas, organofosforados, benceno, ftalatos, fragancias, tolueno ,etc (11).
Una de las cosas que más preocupan es que “el número de niños asmáticos aumenta en los países desarrollados y su prevalencia se ha duplicado en los últimos 20 años”, como dice la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) que además comenta que “los más recientes estudios hechos en España sitúan el porcentaje de niños y adolescentes afectados entre el 8 y el 12%”, convirtiéndola en la enfermedad infantil más frecuente en este país. Añaden además que “con la particularidad de que la mayor incidencia se registra en las ciudades” (12), lo que incide, de nuevo, en el papel que juegan los factores ambientales como la contaminación. Los niños tienen una especial vulnerabilidad frente a los efectos de la polución, por una serie de razones, y en el caso del asma ello se hace si cabe especialmente patente en diversos estudios realizados (13).
Diversos estudios han asociado la presencia de contaminantes como el ozono troposférico, el dióxido de nitrógeno, las partículas en suspensión, el benceno, etilibenceno, formaldehído, acetaldehído, acetona, 1,3 butadieno, tetracloroetileno, tolueno, m,p-xileno y o-xileno, entre otros, al desarrollo de los síntomas del asma infanti (14) .
Pero a la hora de entender como puede influir la polución en el desarrollo del asma en los niños no cabe pensar sólo en la idea que acaso más comúnmente pueda tenerse en el imaginario colectivo, como pueda ser únicamente la de la inhalación de sustancias presentes en el aire contaminado de una ciudad. Ésa es una posibilidad, pero las cosas pueden suceder también de otras formas, como las que tienen que ver con la contaminación de los espacios cerrados, donde como ya se ha dicho, hay numerosos elementos que pueden favorecer la aparición de la enfermedad. De hecho, Bornehag , el científico sueco que citábamos antes, apuntaba, al referirse al gran incremento del asma y las alergias de los últimos 30 años que “el corto lapso en el cual se ha producido implica que el incremento es causado por cambios en las exposiciones ambientales, más que por cambios genéticos. Los cambios en los ambientes interiores merecen una atención especial porque el aire interior constituye una ruta dominante de exposición”, apuntando como, aunque puedan haber influido causas diversas, “es llamativo que los incrementos” –en la incidencia- “hayan ocurrido durante el periodo en el que los productos plastificados se han convertido en omnipresentes en los hogares, las escuelas y los lugares de trabajo en el mundo desarrollado”. Ya vimos que el estudio del que hablamos se encontraba una asociación ,por ejemplo. entre los niveles de DEHP en el polvo doméstico y el asma infantil.
Pero aún caben otras posibles formas aparentemente más indirectas. Un ejemplo de lo que decimos lo tenemos, por ejemplo, en estudios como el realizado por especialistas de España y del Reino Unido, que han encontrado vínculos entre la incidencia del asma y la exposición prenatal a tóxicos como el DDE (metabolito del pesticida DDT detectado en un altísimo porcentaje de los recién nacidos). En este trabajo ,en el que colaboraron entre otros especialistas de Cataluña como Jordi Sunyer y Josep María Antó se apreció que había más prevalencia de asma entre aquellos niños que ,en su desarrollo intrauterino habían tenido mayores niveles de DDE (15) . Es decir, que no debe pensarse sólo en exposiciones más evidentes y directas, como puedan ser las respiratorias en la niñez, sino también, por ejemplo, las alteraciones que los tóxicos pueden haber causado ya desde el desarrollo embrionario en los mecanismos biológicos implicados. Tóxicos que pueden haber llegado a los cuerpos de las madres a través de su alimentación (o incluso haberlos heredado a su vez de la las abuelas).
Una de las cosas que muestra más claramente el papel de las sustancias químicas en el asma es lo que se observa precisamente con personas que ,por razón de su ocupación, se ven forzadas a verse expuestas a una serie de compuestos en mayor medida que los demás o por lo menos de una forma más evidente que los demás.
Pensemos si no en las trabajadoras y trabajadores del sector de la limpieza. Una investigación epidemiológica publicada en el año 2001 en la Scandinavian Journal of Work , Environment & Health (16) mostraba que la incidencia del asma entre los trabajadores de la limpieza era 1, 7 veces más alta (un 170% superior). El dato es lo suficientemente revelador acerca del efecto que pueden tener algunos productos citados en el estudio, tales como los sprays de limpieza de la cocina o los muebles, entre otros, en el desarrollo del asma.
La revista The Lancet publicó en 2007 un estudio más amplio en el que se aludía a otras profesiones en las que se había registrado altas incidencias de asma (17). Aparte de los trabajadores de la limpieza se citaba a enfermeras, pintores, agricultores y trabajadores de ciertas industrias, y se apuntaba que hasta un 25% de los nuevos casos de asma podían ser de origen laboral entre sectores tales como los citados (18). Uno de los responsables del estudio citaba a los productos de limpieza, a los isocianatos contenidos en muchas pinturas, al polvo de látex de los guantes sanitarios,... y , globalmente, a una lista de más de 250 sustancias identificadas como causantes del asma.
Si uno repasa los informes oficiales de salud laboral (19) que se refieren a la enfermedad, encontramos datos muy interesantes acerca de las muchas sustancias que pueden resultar conflictivas, tales como reactivos, colorantes, polvo de polivinilo, sales de diazonio (20), hexaclorofeno, clorhexidina, terpeno, formaldehído (21), resinas epoxi, estireno (22) , aminas alifáticas (23) , amonio, pesticidas, etc. También es interesante observar la gran cantidad de actividades donde pueden darse las exposiciones a tales compuestos: la textil (24), las imprentas, la cosmética, el látex, la agricultura, laboratorios, farmacéutica, detergentes, hospitales, plásticos, barnices, cromados, curtidos (donde se utilizan sustancias muy conflictivas), peluquería, tintes, electrónica, colorantes, refinerías,...
Son muchas las profesiones implicadas, muchas las sustancias y muchos los productos a cuya fabricación se ve ligada su utilización. Y si nos fijamos ,muchas de esas sustancias conflictivas y de los productos que las contienen (y que pueden liberarlas) están frecuentemente en nuestros propios hogares. Muchas de esas sustancias son viejos amigos que como el formaldehído ,por ejemplo, podemos respirar en grandes cantidades dentro de nuestras propias casas.
En estos informes oficiales se apunta que “en los últimos tiempos (el asma) ha pasado a ser la neumopatía laboral más frecuente en los países desarrollados, por encima incluso de la silicosis o la asbestosis” y que en el desarrollo de esta enfermedad puede jugar un papel clave la sensibilización frente a determinadas sustancias químicas. Se advierte que los Valores Límite Ambientales de Exposición Diaria –esto es, las normas establecidas para supuestamente protegernos- no nos ponen a salvo necesariamente de contraer la enfermedad. Incluso se llega a dar los límites concretos de exposición a algunas sustancias concretas (cromo, diisocianatos, estireno, fenol, formaldehído, glutaraldehído,...) para apuntar que “los Valores Límite Ambientales tienen poco valor como parámetro de referencia para las enfermedades respiratorias de causa alérgica , ya que valores muy inferiores pueden sensibilizar y desencadenar síntomas asmáticos”.
Conviene insistir en que lo dicho para el asma laboral va más allá, obviamente, del entorno laboral. No sólo en ese entorno nos vemos expuestos a muchos de los compuestos conflictivos. Pensemos , por ejemplo, en lo que decíamos de los trabajadores de la limpieza. Es evidente que otras muchas personas o bien utilizan esos productos o bien se desenvuelven en los lugares donde han sido utilizados. Los trabajadores del sector tienen un exceso de casos de asma con respecto a la media, pero sin duda que los mismos factores que producen en ellos la enfermedad la producen también en otras muchísimas personas. Lo mismo podemos decir de otras profesiones y sustancias. No solo los pintores respiran las emanaciones de las pinturas, ni solo los trabajadores de la industria cosmética se ven expuestos a ciertas sustancias de los cosméticos, ni, en fin, otras posibilidades. Es increíble hasta que punto la vida de cualquiera de nosotros se ve invadida por miles de sustancias.
Más que hablar de asma laboral es probable que fuese más correcto hablar en muchas ocasiones de asma química , dado el papel que tienen una larga serie de sustancias en un alto porcentaje de los casos. Al fin y al cabo no es tanto el trabajo, sino unas sustancias determinadas, las que producen muchos de estos casos. Unas sustancias que puede estar en el entorno laboral pero que también pueden estar con frecuencia en otros lugares ,como el hogar, generando asma también en ellos a otras personas. Probablemente la tasa de incidencia general así producida no sea tan alta como en algunos sectores profesionales concretos pero , al ser mayor la población expuesta, con frecuencia será muy superior el número total de personas afectadas.
Como en todas las cuestiones científicas cabría introducir muchos matices vinculados con cosas como los casos de asma que son de origen alérgico o los que son de origen irritante, por ejemplo. Pero tanto en unos como en otros y al margen de que en muchos casos puedan concurrir otros factores, no cabe duda del peso que la polución química tiene en un porcentaje nada desdeñable de los casos.
ENFERMEDADES AUTOINMUNES
La enfermedades autoinmunes son un grupo de decenas de enfermedades muchas de las cuales están experimentando un notable incremento en el mundo desarrollado. En EE.UU. nada menos que cerca de una de cada 30 personas , especialmente mujeres, tenían enfermedades ligadas a la autoinmunidad hacia finales de los años 90. Unos diez millones de americanos se verían afectados por ellas (25). Son enfermedades como la artritis reumatoide, la tiroiditis, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple, el lupus , la esclerodermia,... en las que por lo común los factores genéticos tienen un porcentaje de influencia limitado, lo que abre la puerta a que los factores ambientales jueguen un papel importante. De hecho, muchos investigadores consideran prioritario que se investigue precisamente en estos factores.
The Lancet (nº 364 ,Nov 6, 2004) se cuestionaba, ante la expansión de la diabetes tipo 1 (infantil) el papel de factores ambientales, ya que, evidentemente, cosas como los genes obviamente no han cambiado tanto
Los investigadores se han lanzado a determinar los grupos de sustancias tóxicas que pueden estar más implicadas en muchos de los casos. Las alteraciones en la inmunidad podrían producirse de muy diversas maneras, a veces por exposiciones desde el mismo momento de la concepción de las personas en el útero materno, aunque no se manifiesten sino mucho después, ya en el estado adulto. Otras veces tales alteraciones pueden darse en otras etapas de la vida, por ejemplo por exposiciones químicas en un puesto de trabajo o a través de la alimentación.
Se ha identificado a muchas sustancias que pueden causar respuestas autoinmunes. Hay algunos estudios que son especialmente interesantes, como el publicado en junio de 2007 por la revista Environmental Health Perspectives y que asociaba las concentraciones en sangre de PCBs y de pesticidas organoclorados , a niveles “bajos”, con alteraciones del sistema inmunológico que podían llevar a desarrollar la artritis reumatoide femenina (26), uno de los tipos de artritis más frecuentes. El estudio citaba además la literatura científica que asociaba a perturbadores del equilibrio hormonal -como los contaminantes orgánicos persistentes- con alteraciones del sistema inmunológico que podían incrementar el riesgo de padecer enfermedades auto-inmunes como esta (27).
Diversas investigaciones epidemiológicas han ligado los disolventes , por ejemplo, con la esclerodermia. Otras han asociado sustancias como el mercurio y algunos pesticidas como factor de riesgo ocupacional en el desarrollo del lupus eritematoso sistémico ( 28 ). Otras mostraban un moderado incremento del riesgo de la misma enfermedad por cosas tales como la exposición a productos del tratamiento del pelo (tintes, permanentes) ( 29 ) , otras lo asociaban al uso de anticonceptivos orales ( 30 ) y otras , realizadas en este caso en ratones, mostraban posibles efectos ligados a la enfermedad en el disolvente tricloroetileno ( 31) . La terapia hormonal sustitutiva ha sido asociada moderadamente al desarrollo del lupus y de la esclerodermia (32). La esclerosis múltiple ha sido asociada ,con mayor o menor fuerza, a sustancias como el clordano, los pesticidas (como los organofosforados) o disolventes (33).
Si se consulta alguna base de datos sobre la cuestión se encuentra con que los anticuerpos de autoinmunidad se han vinculado, con mayor o menor peso de evidencia, con sustancias tales como sílice, amianto, benceno, formaldehído, mercurio, tricloroetano, tricloroetileno, cadmio, carbamatos, clordano, cromo, heptacloro, pesticidas organoclorados, pentaclorofenol, cloruro de vinilo, etc (34).
UNA REFLEXIÓN
¿Por qué cada vez más organismos reaccionan de forma desmesurada a cosas contra las cuales nunca antes en la Historia reaccionaron de esa manera?. ¿Qué está sucediendo para que cada vez más cuerpos reaccionen contra cosas naturales, como pueda ser el polen, por ejemplo, o contra elementos integrantes del propio organismo como sucede con las enfermedades autoinmunes?.
¿Qué es lo que está haciendo enloquecer nuestra inmunidad?. Es de sentido común pensar que ,obviamente, lo que quiera que sea que está generando esto es algo muy extendido, presente por doquier, y que evidentemente no estaba hace unas décadas. Porque hace unas décadas no existía el nivel brutal de estas enfermedades que ahora hay. Enfermedades cuyo auge es tal en algún caso que no puede ser definido más que como una auténtica explosión.
Los genes no han cambiado. Y si fuese así. ¿Por qué ahora?. ¿Por qué al mismo tiempo que crecen también ,en paralelo, otro tipo de enfermedades?. ¿Qué ha cambiado?. ¿Hay en nuestro entorno algo extraño que no hubiera antes?. No hace falta ser un lince para verlo. Otra cosa es que no queramos hacerlo.
Podemos conformarnos con, como antes se decía, confundir los efectos con las causas, y asignar sin más el nombre de alergenos al polen y a otras cosas naturales como si estas cosas naturales fuesen los causantes de la enfermedad (a pesar de que sabemos que no es así). Pero esto sería como llamar “alérgeno” al nuestro propio páncreas que el sistema inmune ataca en la diabetes tipo 1, sin entrar a considerar que puede haber en él que lo torne irreconocible por nuestro sistema inmune o que pueda haber en el sistema inmune que le haga no reconocerlo.
En cierto literario sentido en estas reacciones irracionales contra elementos naturales como el polen o contra nuestros propios tejidos hay algo de una rebelión contra la propia Naturaleza, sea contra la Naturaleza que nos envuelve o contra la Naturaleza que anida en nuestro interior. Si, como yo pienso, y como muestran muchos estudios científicos, en las dimensiones impresionantes de lo que está sucediendo juegan las sustancias tóxicas xenobióticas, como las llaman los científicos, algún papel, ello puede permitirme aún otra licencia literaria más: la de establecer que es como si ese espíritu ajeno , el de esa enorme cantidad de sustancias extrañas, se hubiera apoderado de nosotros, de nuestras células inmunitarias haciendo que se comporten del mismo modo que hacen ellas, atacando al organismo o yendo al margen del él. Metáfora literaria que también sería aplicable a las células cancerosas que basan su vida en ir por libre, al margen del equilibrio del conjunto del organismo, como si esas sustancias extrañas les hubieran hecho comportarse como forasteras irrespetuosas . También puede ser que el hombre haya cambiado la Naturaleza de tal modo que la Naturaleza ya no se reconozca a sí misma. Que no se sepa ya que es plenamente Naturaleza y qué no lo es en un planeta en el que apenas hay un centímetro que no haya sido alcanzado por los cambios químicos originados por el hombre.
Copyright Carlos de Prada
NOTAS
1 Ver, por ejemplo: Immune suppresion. CHE Toxicant and Disease Database. The Collaborative on Health and the Environment.
2 Libro Blanco de la SEAIC.
3 Ver, por ejemplo estudios como: Takano et al (2006). Di-(2-ethylhexyl) phtalate enhances atopic dermatitis-like skin lesions in mice. Environmental Health Perspectives 114 : 1266-1269
4 Bornehag CG et al. (2004). The association between asthma and allergic symptoms in children and phtalates in house dust: a nested case-control study. Environment Health Perspectives. 112 (14). 1393-1397
5 Inadera et al. (2000). Molecular analylis of the inhibition of monocyte chemoattractant protein gene expression by strogens and xenoestrogens in MCF-7 cells. Endocrinology 141 (1): 50-59
6 Como la interleucina-4
7 IgE
8 Lee et al (2003). Enhanced interleukin-4 production in CD4+ T cells and elevated immunoglobulin E levels in antigen-primed mice by bisphenol A and nonylphenol endocrine disruptors. Involvement of nuclear factor.AT and Ca2+ . Immunology; 109 (1): 76-86
9 Porta M et al. (2002). Concentraciones de compuestos tóxicos persistentes en la población española: el rompecabezas sin piezas y la protección de la salud pública. Gaceta Sanitaria. 16 (3): 257-266
10 Chang-Yeung M, Malo JL. Occupational asthma. New England Journal of Medicine. 1995; 33: 107-112. La incidencia, el número de gente enferma y el de personas que morían a causa de la enfermedad creció mucho entre 1980 y 1990 según el informe Atshma prevalence and control characteristics by race/ethnicity-United States del Center for Disease Control and Prevention., 2002. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2004; 57: 145-148. Lamentablemente a veces se tardan años en analizar y cerrar datos como éstos, lo que dificulta a veces tener cifras más recientes. No obstante los datos actuales disponibles no muestran precisamente que la incidencia haya decrecido después.
11 Ver, por ejemplo en The Collaborative on Health and The Environment , Toxicant and Disease Database.
12 Jano. 28 Enero 2008.
13 Altshuler et al. (2003). Overview of the special vulnerability and health problems of children. OCHP Paper Series on Children´s Health and the Environment. Washington, US EPA.
14 Ver, por ejemplo: Delfino RJ et al. (2003). Atshma symptoms in hispanic children and daily ambient exposures to toxic and criteria air pollutants. Environmental Health Perspectives 111 (4): 647-656
15 Jordi Sunyer et al. (2005). Prenatal Dichlorodiphenyldichloroethylene (DDE) and asthma in children. Environmental Health perspectives. 113 (12): 1787-1790
16 Zock JP, Kogevinas M, et al. (2001) Asthma risk, cleaning activities and use of specific cleaning products among Spanish indoor cleaners. Scandinavian Journal of Work , Environment & Health. Vol 27,nº1, 76-81
17 Malo JL et al. (2007) Exposure to substances in the workplace and new-onset asthma: an international prospective population-based study. The Lancet. 370: 336-341. En este estudio habían participado algunos científicos españoles que también habían trabajado en el informe anterior sobre los empleados de la limpieza, tales como Kogevinas, Antó o Sunyer.
18 El estudio se basaba en datos de millares de personas de la European Community Respiratory Survey. Se dejó fuera a aquellas personas que tenían cualquier historial previo de asma o que presentaban cualquier síntoma o problema respiratorio.
19 Como pueda ser éste relizado en la Comunidad Vasca: Ordoqui e, et al. Asma Laboral. Salud Laboral. Protocolos de Vigilancia Sanitaria Específica. OSALAN Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales.
20 En fotocopiadoras.
21 Estos cuatro últimos, entre otros, muy frecuentes en ámbitos sanitarios y de laboratorio.
22 Estos dos últimos en industria de los plásticos, por ejemplo.
23 Fotografía, lacados, soladores, industria cosmética, aeronáutica, pinturas en spray,...
24 Se citan Levafix E-36, tintes, amarillo brillante, Drimaren, K-3GL, Rojo Brillante Ciba Cromo 32, azul Brillante Drimaren K-BL, Amarillo Lanasol 4G
25 Selgrade MJ K. Et al. (1999) Linking environmental agents and autoinmune disesase: an agenda for future research. Enviromental Health Perspectives 107.
26 Lee DH et al. (2007). Positive associations of serum concentration of polychlorinated biphenyls or organochlorine pesticides with self-reported arthritis, especially rheumatoid type , in women. Environmental Health Perspectives 115 (6): 883-888
27 Apuntaba también que los contaminantes persistentes acumulados en el tejido adiposo podían estar asociados a la osteoartritis (posiblemente ligada a cambios metabólicos relacionados con la obesidad a los que no serían ajenos los contaminantes acumulados en las grasas). Este es otro tipo de artritis muy frecuente.
28 Cooper GS et al. (2004) Occupational risk factors for the development of systemic lupus erythematosus. J Rheumatol 31: 1928-1933
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