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Asma

 

Las cifras del asma son tremendas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2002 entre 100 y 150 millones de personas en todo el planeta tenían asma. En un lapso tan breve como una década el número de personas asmáticas se había multiplicado por dos en Europa Occidental. Una auténtica explosión. La enfermedad castiga hoy a entre el 5 y el 10% de la población mundial. En los Estados Unidos, y el dato acaso se haya quedado viejo, al menos a un 15% (1). Un porcentaje cercano ,por cierto, al 14% que hace unos años tenía Huelva , la ciudad de España en el que se han registrado las tasas más altas de incidencia y que con toda probabilidad ya haya superado. Si tenemos en cuenta el grado de polución industrial de esta ciudad no es preciso que comentemos más.

Son numerosos los estudios científicos que muestran no solo que la polución puede causar el asma, sino disparar o agravar sus manifestaciones con independencia de cómo se haya originado. Numerosas sustancias químicas tóxicas, frecuentemente irritantes, han sido asociadas a la enfermedad , entre ellas, por supuesto, algunas presentes en la polución atmosférica, pero también diversos ácidos, amoniaco, cloro, etileno, aminas, carbamatos, hidracinas, organofosforados, benceno, ftalatos, fragancias, tolueno ,etc (2).

Una de las cosas que más preocupan es que “el número de niños asmáticos aumenta en los países desarrollados y su prevalencia se ha duplicado en los últimos 20 años”, como dice la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) que además comenta que “los más recientes estudios hechos en España sitúan el porcentaje de niños y adolescentes afectados entre el 8 y el 12%”, convirtiéndola en la enfermedad infantil más frecuente en este país. Añaden además que “con la particularidad de que la mayor incidencia se registra en las ciudades” (3), lo que incide, de nuevo, en el papel que juegan los factores ambientales como la contaminación. Los niños tienen una especial vulnerabilidad frente a los efectos de la polución, por una serie de razones, y en el caso del asma ello se hace si cabe especialmente patente en diversos estudios realizados (4).

Diversos estudios han asociado la presencia de contaminantes como el ozono troposférico, el dióxido de nitrógeno, las partículas en suspensión, el benceno, etilibenceno, formaldehído, acetaldehído, acetona, 1,3 butadieno, tetracloroetileno, tolueno, m,p-xileno y o-xileno, entre otros, al desarrollo de los síntomas del asma infanti (5) .

Pero a la hora de entender como puede influir la polución en el desarrollo del asma en los niños no cabe pensar sólo en la idea que acaso más comúnmente pueda tenerse en el imaginario colectivo, como pueda ser únicamente la de la inhalación de sustancias presentes en el aire contaminado de una ciudad. Ésa es una posibilidad, pero las cosas pueden suceder también de otras formas, como las que tienen que ver con la contaminación de los espacios cerrados, donde como ya se ha dicho, hay numerosos elementos que pueden favorecer la aparición de la enfermedad. De hecho, Bornehag , el científico sueco que citábamos antes, apuntaba, al referirse al gran incremento del asma y las alergias de los últimos 30 años que “el corto lapso en el cual se ha producido implica que el incremento es causado por cambios en las exposiciones ambientales, más que por cambios genéticos. Los cambios en los ambientes interiores merecen una atención especial porque el aire interior constituye una ruta dominante de exposición”, apuntando como, aunque puedan haber influido causas diversas, “es llamativo que los incrementos” –en la incidencia- “hayan ocurrido durante el periodo en el que los productos plastificados se han convertido en omnipresentes en los hogares, las escuelas y los lugares de trabajo en el mundo desarrollado”. Ya vimos que el estudio del que hablamos se encontraba una asociación ,por ejemplo. entre los niveles de DEHP en el polvo doméstico y el asma infantil.

Pero aún caben otras posibles formas aparentemente más indirectas. Un ejemplo de lo que decimos lo tenemos, por ejemplo, en estudios como el realizado por especialistas de España y del Reino Unido, que han encontrado vínculos entre la incidencia del asma y la exposición prenatal a tóxicos como el DDE (metabolito del pesticida DDT detectado en un altísimo porcentaje de los recién nacidos). En este trabajo ,en el que colaboraron entre otros especialistas de Cataluña como Jordi Sunyer y Josep María Antó se apreció que había más prevalencia de asma entre aquellos niños que ,en su desarrollo intrauterino habían tenido mayores niveles de DDE (6) . Es decir, que no debe pensarse sólo en exposiciones más evidentes y directas, como puedan ser las respiratorias en la niñez, sino también, por ejemplo, las alteraciones que los tóxicos pueden haber causado ya desde el desarrollo embrionario en los mecanismos biológicos implicados. Tóxicos que pueden haber llegado a los cuerpos de las madres a través de su alimentación (o incluso haberlos heredado a su vez de la las abuelas).

Una de las cosas que muestra más claramente el papel de las sustancias químicas en el asma es lo que se observa precisamente con personas que ,por razón de su ocupación, se ven forzadas a verse expuestas a una serie de compuestos en mayor medida que los demás o por lo menos de una forma más evidente que los demás.

Pensemos si no en las trabajadoras y trabajadores del sector de la limpieza. Una investigación epidemiológica publicada en el año 2001 en la Scandinavian Journal of Work , Environment & Health (7) mostraba que la incidencia del asma entre los trabajadores de la limpieza era 1, 7 veces más alta (un 170% superior). El dato es lo suficientemente revelador acerca del efecto que pueden tener algunos productos citados en el estudio, tales como los sprays de limpieza de la cocina o los muebles, entre otros, en el desarrollo del asma.

La revista The Lancet publicó en 2007 un estudio más amplio en el que se aludía a otras profesiones en las que se había registrado altas incidencias de asma (8). Aparte de los trabajadores de la limpieza se citaba a enfermeras, pintores, agricultores y trabajadores de ciertas industrias, y se apuntaba que hasta un 25% de los nuevos casos de asma podían ser de origen laboral entre sectores tales como los citados (9). Uno de los responsables del estudio citaba a los productos de limpieza, a los isocianatos contenidos en muchas pinturas, al polvo de látex de los guantes sanitarios,... y , globalmente, a una lista de más de 250 sustancias identificadas como causantes del asma.

Si uno repasa los informes oficiales de salud laboral (10) que se refieren a la enfermedad, encontramos datos muy interesantes acerca de las muchas sustancias que pueden resultar conflictivas, tales como reactivos, colorantes, polvo de polivinilo, sales de diazonio (11), hexaclorofeno, clorhexidina, terpeno, formaldehído (12), resinas epoxi, estireno (13) , aminas alifáticas (14) , amonio, pesticidas, etc. También es interesante observar la gran cantidad de actividades donde pueden darse las exposiciones a tales compuestos: la textil (15), las imprentas, la cosmética, el látex, la agricultura, laboratorios, farmacéutica, detergentes, hospitales, plásticos, barnices, cromados, curtidos (donde se utilizan sustancias muy conflictivas), peluquería, tintes, electrónica, colorantes, refinerías,...

Son muchas las profesiones implicadas, muchas las sustancias y muchos los productos a cuya fabricación se ve ligada su utilización. Y si nos fijamos ,muchas de esas sustancias conflictivas y de los productos que las contienen (y que pueden liberarlas) están frecuentemente en nuestros propios hogares. Muchas de esas sustancias son viejos amigos que como el formaldehído ,por ejemplo, podemos respirar en grandes cantidades dentro de nuestras propias casas.

En estos informes oficiales se apunta que en los últimos tiempos (el asma) ha pasado a ser la neumopatía laboral más frecuente en los países desarrollados, por encima incluso de la silicosis o la asbestosis” y que en el desarrollo de esta enfermedad puede jugar un papel clave la sensibilización frente a determinadas sustancias químicas. Se advierte que los Valores Límite Ambientales de Exposición Diaria –esto es, las normas establecidas para supuestamente protegernos- no nos ponen a salvo necesariamente de contraer la enfermedad. Incluso se llega a dar los límites concretos de exposición a algunas sustancias concretas (cromo, diisocianatos, estireno, fenol, formaldehído, glutaraldehído,...) para apuntar que los Valores Límite Ambientales tienen poco valor como parámetro de referencia para las enfermedades respiratorias de causa alérgica , ya que valores muy inferiores pueden sensibilizar y desencadenar síntomas asmáticos”.

Conviene insistir en que lo dicho para el asma laboral va más allá, obviamente, del entorno laboral. No sólo en ese entorno nos vemos expuestos a muchos de los compuestos conflictivos. Pensemos , por ejemplo, en lo que decíamos de los trabajadores de la limpieza. Es evidente que otras muchas personas o bien utilizan esos productos o bien se desenvuelven en los lugares donde han sido utilizados. Los trabajadores del sector tienen un exceso de casos de asma con respecto a la media, pero sin duda que los mismos factores que producen en ellos la enfermedad la producen también en otras muchísimas personas. Lo mismo podemos decir de otras profesiones y sustancias. No solo los pintores respiran las emanaciones de las pinturas, ni solo los trabajadores de la industria cosmética se ven expuestos a ciertas sustancias de los cosméticos, ni, en fin, otras posibilidades. Es increíble hasta que punto la vida de cualquiera de nosotros se ve invadida por miles de sustancias.

Más que hablar de asma laboral es probable que fuese más correcto hablar en muchas ocasiones de asma química , dado el papel que tienen una larga serie de sustancias en un alto porcentaje de los casos. Al fin y al cabo no es tanto el trabajo, sino unas sustancias determinadas, las que producen muchos de estos casos. Unas sustancias que puede estar en el entorno laboral pero que también pueden estar con frecuencia en otros lugares ,como el hogar, generando asma también en ellos a otras personas. Probablemente la tasa de incidencia general así producida no sea tan alta como en algunos sectores profesionales concretos pero , al ser mayor la población expuesta, con frecuencia será muy superior el número total de personas afectadas.

Como en todas las cuestiones científicas cabría introducir muchos matices vinculados con cosas como los casos de asma que son de origen alérgico o los que son de origen irritante, por ejemplo. Pero tanto en unos como en otros y al margen de que en muchos casos puedan concurrir otros factores, no cabe duda del peso que la polución química tiene en un porcentaje nada desdeñable de los casos.

 

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NOTAS:

 

 

1 Chang-Yeung M, Malo JL. Occupational asthma. New England Journal of Medicine. 1995; 33: 107-112. La incidencia, el número de gente enferma y el de personas que morían a causa de la enfermedad creció mucho entre 1980 y 1990 según el informe Atshma prevalence and control characteristics by race/ethnicity-United States del Center for Disease Control and Prevention., 2002. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2004; 57: 145-148. Lamentablemente a veces se tardan años en analizar y cerrar datos como éstos, lo que dificulta a veces tener cifras más recientes. No obstante los datos actuales disponibles no muestran precisamente que la incidencia haya decrecido después.

 


 

 

2 Ver, por ejemplo en The Collaborative on Health and The Environment , Toxicant and Disease Database.

 


 

 

3 Jano. 28 Enero 2008.

 


 

 

4 Altshuler et al. (2003). Overview of the special vulnerability and health problems of children. OCHP Paper Series on Children´s Health and the Environment. Washington, US EPA.

 


 

 

5 Ver, por ejemplo: Delfino RJ et al. (2003). Atshma symptoms in hispanic children and daily ambient exposures to toxic and criteria air pollutants. Environmental Health Perspectives 111 (4): 647-656

 


 

 

6 Jordi Sunyer et al. (2005). Prenatal Dichlorodiphenyldichloroethylene (DDE) and asthma in children. Environmental Health perspectives. 113 (12): 1787-1790

 


 

 

7 Zock JP, Kogevinas M, et al. (2001) Asthma risk, cleaning activities and use of specific cleaning products among Spanish indoor cleaners. Scandinavian Journal of Work , Environment & Health. Vol 27,nº1, 76-81

 


 

 

8 Malo JL et al. (2007) Exposure to substances in the workplace and new-onset asthma: an international prospective population-based study. The Lancet. 370: 336-341. En este estudio habían participado algunos científicos españoles que también habían trabajado en el informe anterior sobre los empleados de la limpieza, tales como Kogevinas, Antó o Sunyer.

 


 

 

9 El estudio se basaba en datos de millares de personas de la European Community Respiratory Survey. Se dejó fuera a aquellas personas que tenían cualquier historial previo de asma o que presentaban cualquier síntoma o problema respiratorio.

 


 

 

10 Como pueda ser éste relizado en la Comunidad Vasca: Ordoqui e, et al. Asma Laboral. Salud Laboral. Protocolos de Vigilancia Sanitaria Específica. OSALAN Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales.

 


 

 

11 En fotocopiadoras.

 


 

 

12 Estos cuatro últimos, entre otros, muy frecuentes en ámbitos sanitarios y de laboratorio.

 


 

 

13 Estos dos últimos en industria de los plásticos, por ejemplo.

 


 

 

14 Fotografía, lacados, soladores, industria cosmética, aeronáutica, pinturas en spray,...

 


 

 

15 Se citan Levafix E-36, tintes, amarillo brillante, Drimaren, K-3GL, Rojo Brillante Ciba Cromo 32, azul Brillante Drimaren K-BL, Amarillo Lanasol 4G

 


 

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