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El poder terapéutico de los lugares

Varios siglos antes de Cristo, Hipócrates, padre de la Medicina, daba gran importancia al papel del ambiente en la salud humana. Una de sus obras se titulaba , precisamente tratado de los aires, las aguas y los lugares . Versaba como cosas como el clima , el viento, las aguas, podían influir en el estado de las personas.

Factores como la altitud, la latitud, la continentalidad, la cercanía mayor o menor a la costa, la presión atmosférica, la temperatura, la humedad, las lluvias, los vientos,... pueden influir. De cosas como estas se ocupan disciplinas como la climatoterapia.

Aunque la verdad es que no son cosas simples muchas veces, y no conviene generalizar, ya que, por ejemplo, lo que puede ir bien a una persona puede no funcionar en otra, por lo que algunas de las cosas que a continuación comentamos, lo son solo a título general orientativo y no deben ser tomadas al pie de la letra sino considerando que en cada caso debería verse la condición de cada persona y otros factores. Bien puede ser que una persona crea que un entorno determinado le puede beneficiar por una cosa sin considerar que puede perjudicarle por otra en la que no ha reparado y que a lo mejor es más grave.

La influencia de los factores ambientales naturales en la salud es algo que siempre se ha sabido. Por ejemplo, se tenía en cuenta para tratar cosas como la tuberculosis , antes de la llegada de los antibióticos, estableciendo hospitales en zonas montañosas.

En general se piensa que climas de altura (montaña) fortalecen los movimientos respiratorios y cardiacos y estimulan cosas como la producción de glóbulos rojos y el apetito. Muchas veces son indicados para determinadas convalecencias , agotamiento físico y mental y, si están en zonas secas y soleadas, pueden venir bien para cosas como la bronquitis , la ya citada tuberculosis o el asma.

En general, suele considerarse que las ciudades en zonas altas y de clima seco , que no sean demasiado frías, pueden beneficiar en muchos casos a personas con asma o artritis. Pero hay otras cosas a tener en cuenta, como que frío seco en la meseta , y no digamos la contaminación, pueden agravar el asma. Pero en general suele haber más asma en zonas costeras ( y no digamos si encima algunas ciudades del litoral están muy contaminadas). Para la bronquitis en muchos casos pueden ir bien las zonas de montaña (siempre que no tengan temperaturas demasiado bajas ni oscilaciones de temperatura demasiado bruscas).

Los días nublados y fríos propician la depresión (a veces incluso los suicidios). Y suele considerarse que para las enfermedades cardiovasculares son peores las montañas (baja presión) y mejores las costas. La altura influye mucho en la presión arterial de modo que los hipertensos están mejor al nivel del mar y los hipotensos en lugares altos.

Para los reumas (dolores articulares) son mejores las zonas cálidas y secas (les sienta mal el frío y, sobre todo, la humedad). Cosas como si los materiales de una zona son arcillosos, por ejemplo, pueden influir en el reuma, al retener la humedad, cosa que pasa menos en suelos permeables.

Y para trastornos circulatorios como las varices o ulceraciones en las piernas por mala circulación los climas calurosos son malos y mejores los fríos o templados. El calor también va mal para la astenia (cansancio ).

En algún caso el riñón podría, por ejemplo, empeorar en un clima húmedo, al tener que trabajar más por eliminar menos agua por el sudor.

La cercanía del mar contribuye a la disminución del estrés , la depresión, la ansiedad, el mar humor,... El clima marino tiene cierto efecto sedante. Y la presencia de iones negativos calma el sistema nervioso. Hay además más oxígeno. La combinación de agua salada, aire y sol tiene muchas virtudes. El agua marina tiene además yodo, potasio, calcio, sodio,... Y el yodo fortalece el sistema respiratorio, además de ayudar al tiroides, por ejemplo. La brisa marina tiene incluso algún efecto antibiótico. Sumergirse en el mar hace que por ósmosis se absorban algunos elementos necesarios. Hay quien aconseja el mar para diversos problemas respiratorios, musculares, cardiacos, de la piel,...

No detallaremos aquí todo lo que puede decirse acerca de cosas como la talasoterapia (y su indicación en ciertos casos de raquitismo, problemas óseos, reumatismo, etc.)

El sol ayuda a que se sintetice en nuestros cuerpos la vitamina D, básica para cosas como la fijación del calcio en los huesos y que, además, propicia el optimismo. Hay no obstante que se cautelosos con la forma de tomar el sol, el momento, el tiempo de exposición, etc. Máxime ante hechos como el conocido adelgazamiento en la capa de ozono.

Incluso los vientos pueden influirnos. Se sabe que la Tramuntana (Cataluña), el Cierzo (Aragón), el Levante (Andalucía),etc. Pueden producir alteraciones como irritabilidad, insomnio, angustia, fatiga, palpitaciones,... Y se sabe que la alta carga de iones positivos que preceden a que una tormenta descargue, genera malestar.

El riesgo de infartos varía con las estaciones, el clima, la luna, la hora del día,... Parece que hay más episodios cardiacos graves en invierno e incluso, según otros, a primeras horas de la mañana y con luna llena. Se habla incluso de una meteoro-patología.

Y se podría seguir enumerando muchas otras muy diversas formas de influencia de la Naturaleza en nosotros. Podríamos hablar de cosas como la hidrología médica, de las aguas minero-medicinales (oligometálicas, cloruradas, bicarbonatadas, sulfuradas,...), de las curas en balnearios,... Y si hablásemos de otras cosas como las plantas medicinales no terminaríamos nunca.

Pero tampoco debemos olvidar que cada lugar de la Naturaleza ofrece además la posibilidad de desarrollar una suerte de actividades saludables tales como las vinculadas al ejercicio físico (especialmente importante en una sociedad en la que se culpa al sedentarismo de tantos males sanitarios).

En entornos con agua, la natación es una actividad que contribuye a fortalecer el pulmón, estimular la circulación, desarrollar los músculos,... Y el buceo , aparte de para los pulmones, es bueno para personas con problemas en la columna. Hay , no obstante, que tener en cuenta una serie de factores, ya que puede ser problemático en personas con hipertensión, arritmias, enfermedades coronarias, algunos casos de asma,etc.

Las caminatas fortalecen músculos, articulaciones y huesos, mejoran el estado de ánimo, bajan el peso, ayudan al sueño,...

En Méjico hay incluso un doctor que superó un cáncer y que desarrolla algo que ha dado en llamar “terapia alpina” , llevando pacientes a la montaña para propiciar en ellos un cambio de la actitud que tienen en el hospital, recobrando fuerzas y esperanza.

Hay además determinados beneficios muy reales para la salud de la simple contemplación de paisajes hermosos. Nos distrae de pensamientos agotadores, nos da sensaciones positivas, nos mejora el humor, reduce el miedo y la tristeza, nos da distancia de los problemas, recarga el sistema nervioso,... La Universidad de Illinois realizó un estudio donde se hacía un seguimiento de parámetros que mejoraban (reducción estrés, mejora de la concentración, reducción de la ira, mejora de la socialización,....

Todo ello por no hablar de los beneficios de respirar un aire menos contaminado. Donde la Naturaleza está más incontaminada es doblemente terapéutica. El simple hecho de estar en lugares así, revierte en la salud al reducir la exposición a toda una serie de contaminantes como los que detallamos en otros apartados de esta web (tales como Contaminación atmosférica , Contaminación química industrial , Hogar enfermo , etc.).


 


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