Hidrocarburos poliaromáticos (PAHs)
Son centenares de sustancias. Muchos de ellos, son altamente tóxicos. Naftaleno, acenafteno, antraceno, trifenileno, fenantreno, benzo(a)pireno, benzofurano, fluoranteno,... son algunos de sus nombres.
Suelen formarse a consecuencia de combustiones incompletas, especialmente de combustibles fósiles, lo que hace que una de sus principales fuentes sean las emisiones de escape de los vehículos. Suelen quedar adheridos a las partículas en suspensión. (Ver también: Contaminación atmosférica y Contaminación química industrial ).
Actividades como combustión de petróleo, gasolina, carbón, basuras, tabaco e incluso carne a la parrilla, pueden liberarlos. También la producción de alquitrán de hulla, la producción de asfalto, y otras cosas. Y son empleados algunos de ellos, entre los que los hay con mayor o menor toxicidad , para los más diversos usos, como la producción de colorantes, dilución de conservantes de la madera, resinas, revestimiento de tuberías, fármacos, etc.
Su acumulación en el alquitrán y hollín hizo que muchos deshollinadores desarrollasen cáncer de escroto, en uno de los primeros casos descritos de enfermedad por exposición ocupacional.
Se sabe que la mayor exposición a este tipo de sustancias se ha asociado a más riesgo de padecer cánceres como el de pulmón en trabajadores de industrias de coque, aluminio y acero.
Diversos hidrocarburos aromáticos policíclicos han sido asociados a cánceres como los de: vejiga, laringe, pulmón, escroto, mama, esófago, páncreas, próstata, riñón, piel,... aparte de supresión inmune, porfiria, efectos hormonales, etc.
La creosota, que se utiliza para fines tales como la conservación de la madera o la producción frutera, tiene al menos treinta de ellos, frecuentemente muy persistentes y bioacumulativos, y es considerada cancerígena. En 1999 España era el tercer país en cuanto a consumo de madera tratada con creosota. Desde la Unión Europea se han tomado algunas medidas sobre los niveles permitidos de este producto.