Más factores
Las cosas de las que hablamos en esta web –industrias contaminantes, pesticidas, disolventes, tóxicos en las aguas o la atmósfera, tóxicos del hogar, dioxinas, PCBs, parafinas cloradas, ftalatos, bisfenol A, éteres de glicol, almizcles sintéticos, inhibidores de llama, compuestos organoestánnicos, alquilfenoles, formaldehído, metales pesados, hidrocarburos aromáticos, aditivos, ...- con ser muchos son, en proporción a la dimensión real del problema, solo unos pocos ejemplos, de entre muchos que podrían darse, pero que permiten comenzar a hacerse una idea somera del problema del que hablamos. Problema que, por supuesto tiene que ver con muchas más sustancias y muchas más fuentes de exposición que las citadas.
Hemos dejado fuera, por otro lado , una serie de elementos que aunque puedan interaccionar con los efectos de la contaminación química ,tienen una personalidad propia más o menos diferente. Un ejemplo es un ámbito emergente de preocupación como el de las nanopartículas que por su aplicación en ámbitos como la alimentación o los cosméticos, entre otros, promete ser un escenario muy serio de preocupación por sus posibles efectos sobre la salud. Tampoco hemos hablado de la manipulación genética de los alimentos y de sus posibles consecuencias, asunto sobre el que tanto se ha escrito (1). Son ,tanto el ámbito de la nanotecnología como el de la manipulación genética, campos donde se añaden cambios de consecuencias impredecibles en la naturaleza de las cosas, sea en la estructura y forma de presentarse la materia o en el ámbito de los genes y no se ha evaluado seriamente lo que puede traer consigo tal desnaturalización.
Otros actores más clásicos y cuya influencia crece de día en día , es el apasionante mundo de las radiaciones. Radiaciones ionizantes o no ionizantes sobre cuyos efectos tanto se sabe y que pueden afectarnos a consecuencia de cosas tan diversas como el radón que se acumula en el interior de unas habitaciones hasta a las emisiones desde una instalación nuclear o un pararrayos radiactivo o , en el caso de las no ionizantes, desde antenas o celulares de telefonía móvil (2)., transformadores, tendidos eléctricos o , de forma más cercana, la cada vez más vasta cantidad de cables y aparatos eléctricos que nos rodean. Pero hablar de estas cosas , con todos sus muchos matices, merecería más espacio y se saldría del ámbito del que hablamos.
NOTAS:
1 En una comparecencia en el Senado Carlos de Prada aportó algunos datos sobre esta cuestión (Cortes Generales. Diario de Sesiones del Senado. Comisión Especial sobre la manipulación genética con fines de producción de alimentos. 4 de octubre de 1999. Es accesible en internet).
2 El tema de los posibles efectos de la telefonía móvil es apasionante. Una de las cosas más interesantes que cabe decir sobre ello es la forma que la Administración tiene de conducirse ante asuntos así y que guarda no pocas similitudes con lo que vemos sobre la contaminación química. A título de ejemplo podemos comentar que la Ley que establece en España las distancias teóricamente seguras entre las viviendas y las antenas de telefonía, fue redactada por un Ministerio , el de Ciencia y Tecnología, al frente del cual estaba en ese momento una persona ,Doña Ana Birulés, que había sido nada menos que directora general de una de las mayores empresas involucradas en el negocio de la telefonía móvil. Negocio cuyo volumen ha desplazado incluso al de la telefonía fija y cuyo poder de influencia sobre los medios de comunicación es formidable.