La UE debe hacer realidad la reducción de pesticidas. Declaración conjunta de 125 organizaciones.

Nosotros, las 125 organizaciones abajo firmantes, condenamos el fracaso del Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión a la hora de cumplir con un elemento crucial del Pacto Verde: la reducción del uso de pesticidas.

El 6 de febrero de 2024, la Comisión Europea anunció que retiraría su propuesta de Reglamento de Uso Sostenible (SUR), retrasandoasí durante años las medidas que se necesitan con urgencia para reducir el uso y los riesgos de los pesticidas sintéticos en Europa.

Al no adoptar una ley ambiciosa de reducción de pesticidas, las instituciones de la UE traicionan a más de un millón de ciudadanos de toda Europa que expresaron la necesidad apremiante de reducir los pesticidas y de apoyar a los agricultores para lograrlo, a través de la Iniciativa Ciudadana Europea  Save Bees and Farmers[i].

Sus demandas merecen una respuesta, también las próximas generaciones. En cambio, lo que los ciudadanos han recibido son mayores riesgos para la salud y el medio ambiente y ningún compromiso con la sostenibilidad, lo que socava la credibilidad de las instituciones de la UE.

La decisión de la Comisión de retirar el SUR no debería presentarse como un “regalo” a los agricultores. Sólo los mantendrá atrapados en el "tiovivo" de los pesticidas, encerrando aún más a la agricultura en prácticas insostenibles que impactan la salud de los agricultores, la de los trabajadores y los ciudadanos.

 Desde el principio, fue la industria de los pesticidas y la agroindustria en general (corporaciones que obtienen grandes ganancias a costa de los agricultores) quienes lanzaron ataques contra el Pacto Verde,  y las Estrategias de la Granja a la Mesa y de Biodiversidad[ii].

Las movilizaciones de agricultores que tienen lugar en toda Europa requieren respuestas que aborden las causas profundas de sus bajos ingresos y su falta de perspectivas. Dar marcha atrás en la ambición medioambiental no es la solución. Al contrario: si no se aborda la crisis climática y de biodiversidad, los desafíos que enfrentan los agricultores solo empeorarán.

Durante décadas, los científicos han advertido sobre el impacto perjudicial de los pesticidas. Cada vez hay más evidencia científica que vincula la exposición a pesticidas sintéticos con enfermedades graves como el cáncer y la enfermedad de Parkinson, siendo los agricultores y trabajadores agrícolas los primeros afectados[iii].

El año pasado, más de 6.000 científicos dieron la alarma sobre el impacto de los pesticidas en la biodiversidad y la necesidad crucial de una regulación estricta para reducir drásticamente el uso de pesticidas y garantizar nuestra seguridad alimentaria a largo plazo[iv].

Producir alimentos con menos pesticidas sintéticos, o con ninguno, es posible, necesario y deseable para todos en la sociedad. Amplias investigaciones y datos empíricos en toda Europa demuestran el potencial del Manejo Integrado de Plagas (MIP) y las prácticas agroecológicas para reducir la dependencia de los pesticidas, al tiempo que aumentan la resiliencia general de los sistemas agrícolas y refuerzan la sostenibilidad financiera de las explotaciones agrícolas[v]. Aunque el MIP es obligatorio desde 2014, ha faltado una supervisión de su debido cumplimiento , debido a la ausencia de un marco sólido, vinculante y de apoyo. La propuesta SUR pretendía abordar estas deficiencias.

En lugar de adoptar herramientas con fines de lucro promovidas por la agroindustria, como los pesticidas y los organismos genéticamente modificados, las políticas de la UE deben centrarse en apoyar a los agricultores para que adopten modelos agrícolas ambiental y socialmente sostenibles, como la agricultura orgánica y agroecológica.

El impulso para la desregulación de los Organismos Genéticamente Manipulados sólo perpetuará un modelo agrícola que depende de pesticidas sintéticos y contribuirá a una mayor dependencia de los agricultores de las grandes corporaciones[vi] a través de semillas patentadas.

Por el contrario, es crucial que la UE reconozca, proteja y promueva universalmente los conocimientos y habilidades tradicionales de los agricultores, e implemente alternativas no químicas a los pesticidas sintéticos. Apoyar a los agricultores en la transición también significa abordar las décadas de políticas que han llevado a esta situación, en las que los agricultores se ven obligados a producir cada vez más alimentos y  más baratos. Esto ha supuesto grandes márgenes de beneficio para la agroindustria, pero a base de generar grandes costos sociales[vii].

La UE debe garantizar precios justos y un nivel de vida digno para los agricultores y trabajadores agrícolas, y proteger sus medios de vida. La reducción del uso de pesticidas también debe ir acompañada de regulaciones comerciales estrictas que impidan la competencia desleal de productos que no respetan las normas de la UE. También es hora de que la UE prohíba la producción y exportación de pesticidas que no pueden usarse legalmente en tierras de la UE. Instamos a la Comisión Europea a mantener la atención sobre  la cuestión real.

​Los desafíos que enfrentan los agricultores, incluidos ingresos justos, aceleran al mismo tiempo la transición hacia sistemas alimentarios resilientes que no dependen de pesticidas sintéticos y garantizan el acceso a alimentos seguros y nutritivos para todos. Para hacer posible esta transición, se necesita urgentemente una regulación ambiciosa a nivel europeo para reducir el uso de pesticidas, alineada con los objetivos de la estrategia de La Granja a la mesa y las metas de la Estrategia de Biodiversidad global post-2020, y debe seguir siendo una prioridad del próximo mandato de la UE.